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Carles Caño

Mi primera vez...

Published over 1 year ago • 3 min read

Entré en el WC, cerré la puerta y vomité el desayuno.

Malditos nervios.

Me lavé la cara y las manos, me miré al espejo y dije "Venga, Carles, tú puedes".

Luego fui al aula donde iba a dar un curso en una empresa. Tenía 21 años y no sabía cómo me iría esa primera vez...

***

Hace unos días conté esta historia en el taller STORYTELLING CON HUMOR. Repetí el taller con cinco grupos y todos estuvieron muy atentos a esta anécdota a pesar de que ya se la había contado antes. ¿Cómo es posible?

Antes de explicarla les dije:

—Ahora me gustaría contaros mi primera vez… —y dejé un silencio.

Cada grupo reaccionaba de manera distinta, pero bromeaban con qué sería. Luego yo añadía: “Es que fue ayer”. Más risas.

Finalmente les aclaré que les iba a contar mi primera vez como formador en una empresa y expliqué la historia cronológicamente:

"Tenía 21 años cuando fui a dar un curso por primera vez en una empresa. Faltaban veinte minutos para las 9am cuando llegué y me presenté en recepción. Luego vino otra persona y me llevó al aula del curso… (bla, bla, bla)"

Conté que pregunté por el WC y fui a paso ligero hasta que ocurrió lo que he descrito al principio de este mensaje. Luego volví al aula y esperé hasta que llegaron las personas que asistían a mi curso.

Un señor de unos 50 años entró y dijo:

—¿Tú eres el profesor?

—Sí —respondí.

—Nunca había tenido un profesor tan joven —replicó.

—Siempre hay una primera vez —le dije con una sonrisa.

Resultó ir la mar de bien. Era un grupo reducido y yo tenía experiencia sobrada en la materia que impartía: uso básico de Internet (era 1996, entonces poca gente lo dominaba).

Atrapa la atención con el modo escena

Cuando conté la historia cronológicamente, combiné la narración con la interpretación. Caminé de un lado al otro del escenario para simular que iba al WC, abrí una puerta imaginaria, abrí una taza de váter imaginaria, me doblé y emití el agradable ruido que produce un vómito.

Después cerraba la tapa imaginaria, pulsaba el botón de la cisterna y salía a lavarme las manos y la cara (haciendo los gestos) hasta que miraba a un espejo imaginario y me daba ánimos a mí mismo.

Es la diferencia entre el MODO NARRACIÓN y el MODO ESCENA: contar o escenificar. No somos actores ni actrices, pero añadir alguna escena en la historia que contamos le da vida y color. Es como si ocurriera delante de tu audiencia.

Comparte momentos vulnerables

El modo escena fue uno de los factores que enganchó en los talleres. Otro factor fue que compartí un momento vulnerable. Un momento con el que se podían identificar: los nervios antes de hacer algo por primera vez ante un grupo de personas.

De hecho, uno de los consejos que les di fue este: comparte experiencias personales en las que fuiste vulnerable de algún modo. Lo habitual es contar algo que ya se ha superado (ahora me dedico a dar charlas y cursos :) ).

Esos momentos vulnerables crean una conexión con quien te escucha.

Las personas quieren verse a sí mismas en las historias que escuchan. Compartiendo momentos difíciles, imperfectos y vulnerables, sumamos puntos para que se identifiquen con nosotros, a pesar de que la situación no sea la misma. Y, a menudo, esos momentos imperfectos o bochornosos dan pie al humor de una forma muy natural y auténtica.

Empieza por el conflicto de la historia

Finalmente, les dije que pueden MOLDEAR UNA HISTORIA para que enganche más, por ejemplo empezando por un momento de conflicto. Fue entonces cuando conté la versión del principio:

"Entré en el WC, cerré la puerta y vomité el desayuno. Malditos nervios. Me lavé la cara y las manos, me miré al espejo y dije "Venga, Carles, tú puedes"..."

Se quedaban sorprendidos de cómo ganaba la historia al empezar por un momento de conflicto. Publiqué en LinkedIn esta anécdota y les dije que debía enganchar con el inicio de mi texto ya que solo se ven las primeras líneas y hay que aprovecharlas para que creen intriga y la gente clique en "ver más".

Dicen que "en casa de herrero, cuchillo de palo". Confieso que al escribir mi publicación en LinkedIn empecé a contar la historia en orden cronológico hasta que me di cuenta de que eso no enganchaba y me dije:

—Pero ¿qué haces, Carles? Aplícate el cuento y empieza por el conflicto.

Al contar historias, prueba una o más de estas técnicas que he compartido y fíjate en cómo responde tu público. Lo más probable es que estén más atentos de lo habitual :)

Si quieres profundizar más:

Que las historias te acompañen,

Carles Caño.

_____

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Carles Caño

Formador y conferenciante en comunicación efectiva y desarrollo personal. Autor del libro "Storyfulness. Cómo lograr atención en la era de la distracción".

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